Imagen tomada en Sevilla, en el Puente de Triana
Antonio Machado, huyendo de la Guerra Civil, cruzó la frontera francesa camino del exilio como una más de esas quinientas mil personas obligadas a dejar España en unas circunstancias trágicas. A los pocos días, instalado en un hotelito de Colliure, le llegó la muerte. Fue el 22 de febrero de 1939.
Pocos días después del fallecimiento, su hermano José encontró en el bolsillo de su gabán un trozo de papel que decía:
“Estos días azules y este sol de la infancia...”
Era el último verso que había escrito el poeta sevillano.